POR LA BAJANTE DEL RIO PARANA SE DEMORA LA SALIDA DE LOS BUQUES GRANELEROS.

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Una nave de bandera croata cargada con soja quedo varada por 12 horas a la altura de San Nicolás; otros barcos no pueden salir de los puertos por el bajo caudal de la vía navegable.

La sostenida bajante del río Paraná en su curso medio e inferior, impacta en la hidrovía Paraná-Paraguay. Como consecuencia de la falta de calado, durante doce horas colapsó esa línea de navegación ya que un buque de bandera de Croacia quedó varado a la altura de San Nicolas.

En tanto, por la misma situación, hay buques que no salen de sus puertos, especialmente del Gran Rosario, desde Timbúes hasta Arroyo Seco, con lo cual se resiente el comercio exportador de granos.

Mientras se evalúa la situación, las empresas ya comienzan a evaluar las pérdidas que, como viene ocurriendo ante situaciones de estas mismas características, resultan millonarias.

Esta bajante del río Paraná, a lo que se suman los problemas con el dragado, vuelven a repetir los viejos problemas en la navegación del Paraná. Esta vez, el afectado fue el buque AP Revelin, con bandera de Croacia, que quedó varado a la altura de San Nicolás mientras navegaba aguas abajo.

En dicho control se aclaró que la restricción al tránsito por la hidrovía fue total para los buques graneleros.

Operadores de los servicios admitieron que esta esta situación se repite en los últimos tiempos “de manera alarmante”, aunque en el caso de referencia, el barco granelero pudo zafar de su varadura asistido por un remolcador.

El bulkcarrier de 180 metros de eslora y bandera de Croacia, había varado el sábado, entre San Nicolás y Ramallo, mientras navegaba aguas abajo cargado con 32.000 toneladas de porotos de soja, rumbo a Turquía.

Fuentes consultadas señalaron que el buque asistido por el remolcador Candela S y estaba previsto su fondeo en San Pedro, para recibir la correspondiente inspección de práctica, a cargo de Prefectura Naval.

La varadura, por causas que aún se desconocen, se produjo a las 23.55 del sábado, en el km 341,8 del cauce principal del río Paraná. El buque navegaba con un calado de 9,54 metros.

En dicho control se aclaró que la restricción al tránsito por la hidrovía fue total para los buques graneleros.

Voceros consultados por La Nacion recordaron que este año la Prefectura Naval Argentina estableció un calado máximo de navegación de 8,88 metros, como una medida crítica ante la situación hidrológica del Río Paraná.

Como consecuencia de ello, hay al menos cinco embarcaciones con un calado de diez metros que se encuentran detenidas, incapaces de navegar debido a la pronunciada bajante del río.

En tanto, la bajante del río Paraná preocupa a las autoridades que afirmaron que “hay varios barcos que no salen de los puertos porque el río sigue bajando y, sencillamente, no se puede navegar con el riesgo de quedar varado”.

Un relevamiento realizado el fin de semana permitió comprobar que hay buques fondeados en los puertos y radas de San Nicolás, Villa Constitución y Rosario.

Tendencia preocupante

En tanto, el río Paraná continúa en descenso. “El escenario que estamos transitando es similar a los observados en los años 2020 y 2022. No obstante, se pueden destacar algunas diferencias en lo que hace a la distribución espacial y temporal de las lluvias sobre la región y los montos acumulados”, explicó a La Nacion el ingeniero Juan Borus, responsable del pronóstico hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA).

Si bien la tendencia es a estacionarse, los registros de lluvias fueron escasos durante las últimas semanas con lo cual el panorama seguirá incierto hasta fin de septiembre.

La falta de precipitaciones en la alta cuenca tiene epicentro en lo ocurrido en el río Paraguay. Según Borus, “se expresa allí la peor parte, al punto de reproducir el invierno de 2021, que fue históricamente seco en esa cuenca y con los niveles mínimos de la historia. Hoy, todo ese curso, desde nacientes hasta la descarga al río Paraná, presenta niveles en aguas extremadamente bajas, con suelos en un déficit hídrico extremo. Las escasas lluvias recientes sobre el área cercana a Asunción–Clorinda permiten que la bajante se atenúe, así como un leve repunte del caudal en Confluencia que provoca un efecto de apilamiento sobre el tramo inferior. Por ello –destacó-habrá que esperar que en lo que falta del invierno y la primera mitad de la primavera redondee la bajante, sin un agravamiento mayor”.

El técnico del INA analizó también lo que sucede en la alta cuenca del río Paraná en Brasil. “La mitad norte de esa región, dominada por muchas presas de embalse, pudo afrontar el comienzo de la carencia de lluvias de este año con buenas reservas, es decir, con niveles de embalse normales. Gracias a ello, en lo que va del año entrega un caudal oscilante en un rango muy estrecho, es decir, sumamente regulado. Esto le da una importante predictibilidad, pensando en lo que falta del invierno”, resaltó.

Por: José E. Bordón.-

LA NACION.-

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