EL GOBIERNO ACELERA LAS NEGOCIACIONES PARA CONSEGUIR DOLARES Y CALMAR LAS DUDAS DEL MERCADO DE CARA AL 2025.
Inversores y analistas observan que el punto flaco del programa de Luis Caputo es la falta de reservas en el BCRA. La visión oficial es optimista sobre la posibilidad del país de volver a los mercados y cumplir sus compromisos.
El equipo del ministro de Economía, Luis Caputo, pisó el acelerador en las negociaciones para conseguir antes de que termine el año el financiamiento necesario para dar certezas al mercado de que cumplirá con los pagos de deuda y que será posible sostener el dólar pisado hasta avanzar con el desarme del cepo. Se necesitan al menos USD 10.000 millones. El compromiso de equilibrio fiscal quedó demostrado, pero la principal duda de los mercados es si el esquema cambiario aguanta hasta que se cumpla el objetivo oficial.
La única certeza que dejó el proyecto de Presupuesto 2025 en este frente fue que el gobierno tiene la intención de colocar deuda en los mercados internacionales y pidió autorización al Congreso. El programa de Caputo asume que de los vencimientos totales en moneda extranjera con bonistas del año que viene, unos USD 9.500 millones entre capital e intereses, habrá USD 3.500 millones de capital con bonistas que serán refinanciados con nueva deuda.
La premisa es que se podría evitar usar reservas para afrontar los vencimientos y que recuperar el acceso a los mercados internacionales se dará gracias a la disciplina fiscal. Sin embargo, las reservas netas se mantienen negativas en la zona de los USD 3.500 millones y podrían terminar el año en los mínimos de la gestión de Alberto Fernández con el calendario de pago de importaciones actual.
Que el riesgo país se mantenga en la zona de los 1.300 puntos implicaría tasas prohibitivas. “Entre 600 y 700 puntos podrías colocar deuda a una tasa del 10%; a medida que te acercás a esos números es más probable tomar financiamiento, pero los bonos tendrían que estar más arriba”, explicó Nery Persichini, Head of Research & Strategy de GMA Capital.
Entre 2016 y 2018, en sus tiempos de ministro de Finanzas de Mauricio Macri, Caputo colocó deuda bajo legislación extranjera por USD 44.000 millones con una tasa de 6 a 7 por ciento. En ese momento el riesgo país llegó a ubicarse, antes de la crisis, en 400 puntos. Y no había cepo.
En el equipo económico hay optimismo: creen que los bonos no pueden continuar en los precios actuales según lo que transmiten en reuniones con inversores: saltan por encima de los USD 60 tras un shock de confianza en la solvencia o se desploman a USD 10 en el caso contrario.
El recorte de la Fed
El presidente de Romano Group, Alfredo Romano, sostuvo que el cambio a una política de recorte de tasas en Estados Unidos puede hacer más atractiva a la Argentina y aumentar el ingreso de dólares comerciales si se aprecian las commodities. “Vas a tener una demanda mayor de los bonos, por lo que se va a comprimir el Riesgo País. En los últimos dos meses, desde que el Banco Central anunció la fase de emisión cero, comenzó a subir la cotización”, destacó el economista.
Es en ese marco que Caputo también tiene en carpeta otras alternativas. Hay conversaciones con al menos cuatro bancos internacionales que podrían aportar, en principio, los casi USD 2.900 millones para pagar el vencimiento de capital con bonistas que cae en enero. Se busca financiamiento de corto plazo bajo una operación conocida como Repo, en la que se pondrían como garantía títulos públicos.
En el equipo económico sostienen que si hay posibilidad de refinanciamiento en el mercado pero si no lo hay, se va a usar reservas. La expectativa es que el blanqueo termine de nutrir las reservas brutas a pesar de que saben que las netas avanzarán más lento. De hecho, el BCRA acumuló USD 2.000 millones menos de lo que se había comprometido con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para finales de septiembre.
En cuanto al FMI, Caputo busca que el organismo permita adelantar a este mes la última revisión pendiente del programa iniciado en 2022, extenderlo hasta octubre, y que desde noviembre puedan comenzar a negociar un programa nuevo. “Pedir un nuevo programa tiene la ventaja que se puede pedir plata adicional, no así con el programa viejo. Ojalá no necesitemos hacerlo. Pero recomponer el balance del Banco Central para nosotros es una prioridad”, se sinceró este viernes el ministro de Economía.
En el gobierno son claros: si ese eventual nuevo programa tiene sentido para los planes oficiales, es decir que incluya fondos frescos pero no una devaluación, se firmará. Ven a un Fondo con voluntad de sentarse en la mesa. En todo caso, los vencimientos de capital con el organismo comienzan en 2026, por lo que un acuerdo “puede esperar”.
La principal duda que ven los analistas y los inversores es si el gobierno podrá extender su esquema cambiario actual hasta la elección de 2025. El crawling peg del 2% mensual ayuda a mantener la desaceleración de la inflación y una recuperación de los ingresos, que igual se mantienen por debajo de los magros nivele de los últimos seis años.
“Los salarios privados son lo más parecido que tenemos a una recuperación en forma de V”, destacó 1816 en su último informe semanal. La desaceleración de la inflación es el mayor capital político que tiene el gobierno.
“El statu quo tiene beneficios de corto plazo, pero también riesgos. Uno es que se mantenga la inercia inflacionaria: si el IPC da 3,5% mensual este último cuatrimestre (en linea con la inflación breakeven de los bonos), el Gobierno mantiene el crawl de 2% y se elimina el impuesto PAIS a fin de año, entonces el 1 de enero el TC importador será en términos reales el más bajo en más de 20 años, con la excepción del final de CFK en 2015 y el final de AF-Massa en 2023. Más allá de eso, insistimos en que, salvo que se consiga financiamiento en dólares, ese statu quo llevaría a las reservas netas de nuevo a los mínimos que tuvo AF en los primeros meses de 2025″, advirtió 1816.
Infobae.-