UNA SOCIEDAD SANA NECESITA DE LA GANADERIA.
Los científicos han vuelto a reiterar que la carne es crucial para la raza humana, y advierten sobre las consecuencias de la simplificación, el reduccionismo y el fanatismo a la hora de juzgarla.
Los científicos han vuelto a reiterar que la carne es crucial para la raza humana, y advierten sobre las consecuencias de la simplificación, el reduccionismo y el fanatismo a la hora de juzgarla.
La movida de la prensa del primer mundo en torno de la proteína que pueden aportar los insectos en la dieta humana no es inocente ni producto de un par de trasnochados buscando protagonismo. Es una oleada más entre los muchos intentos de condenar a la carne vacuna a un rol relegado en la alimentación de la población. Cada nuevo ataque que fracasa -recordar la llamada carne de origen vegetal- es reemplazado por otro, más sofisticado y menos creíble aún.
Una y otra vez la ciencia vuelve a expedirse a favor de la carne vacuna. Cuestiona su ausencia en ciertas dietas humanas y subraya que las comunidades con un bajo consumo de este emblemático producto a menudo sufren retraso en el crecimiento, emaciación y anemia debido a la falta de proteínas y nutrientes vitales.
Hace unos días fue presentada en Bruselas, Bélgica, la ?Declaración de Dublín’ sobre el papel de la carne. La han rubricado alrededor de 900 científicos de más de 60 países. La conferencia destacó la importancia de visualizar la carne no solo a través de una lente ambiental, sino también de los factores de salud y nutrición. “Está muy mal entendido el papel de la carne y el ganado en nuestro sistema alimentario. Necesitamos dejar que la ciencia sea escuchada”, reza el paper.
La propia declaración establece que los sistemas ganaderos son demasiado preciosos para la sociedad como para convertirse en víctimas de la simplificación, el reduccionismo y el fanatismo. Busca dar voz a los muchos científicos de todo el mundo que investigan con diligencia, honestidad y éxito en las diversas disciplinas, para lograr una visión equilibrada del futuro de la ganadería.
La declaración también reconoce que los métodos actuales de los sistemas de producción animal en algunas partes del mundo presentan desafíos con respecto a la biodiversidad, el cambio climático y el bienestar animal, y deben ser revisados.
Hubo expresiones de rechazo a la narrativas de algunos medios que categorizan a la carne como poco saludable, y se destacó el papel que juega su consumo en la creación de ecosistemas sostenibles; los efectos negativos de la ganadería sobre el calentamiento global se han exagerado y en buena medida se los ha manipulado de modo sesgado. “Los más altos estándares de evidencia bioevolutiva, antropológica, fisiológica y epidemiológica subrayan el consumo regular de carne, lácteos y huevos, como parte de una dieta bien balanceada”, dice la declaración.
Las carnes aportan vitamina B12, juegan un papel importante en el suministro de retinol, ácidos grasos Omega-3 y minerales como el hierro y el zinc, así como compuestos relevantes para el metabolismo, como la taurina y la creatina. No existe un equivalente vegano que satisfaga estas necesidades nutricionales y a menudo se requieren una serie de suplementos para mantener la salud del individuo.
Los investigadores convocados en esta movida entienden que el veganismo es una ideología del primer mundo que no es práctica para la mayoría de la población mundial, sobre todo en los estratos sociales intermedios y bajos.
Los cañones apuntan también a estudios publicados en 2020 por The Lancet. “El texto en cuestión, que afirmaba que el consumo de incluso pequeñas cantidades de carne roja daña la salud, tiene fallas científicas fatales. De hecho eliminar la carne fresca y los productos lácteos de las dietas dañaría la salud humana”, argumentan los investigadores.
Asimismo se advierte que organizaciones influyentes, entre ellas la ONU, están en la vereda de enfrente de la carne vacuna. “La idea de convertirla en un producto exótico se lograría principalmente mediante un impuesto sobre las emisiones de los establecimientos de campo, lo que conduciría a precios artificialmente más altos. Buscan alejar a gran parte de la población de la carne haciéndola inalcanzable”. Parte de esta movida se ha visto recientemente en Nueva Zelanda y los Países Bajos.
Ya en el pasado se había sorprendido a la ONU exagerando en gran medida la cantidad de metano del ganado que contribuye a las emisiones totales. Por cierto, las emisiones del ganado son una parte insignificante de los gases de efecto invernadero. “No estarías logrando nada para salvar el planeta si te hicieras vegano”, afirma uno de los científicos involucrados.
Todas las opiniones son respetables en tanto tengan un fundamento serio. Afortunadamente muchos investigadores no aceptan que se busque desplazar a la ganadería con falsas acusaciones, y van a dar la pelea correspondiente. En buena hora.