CORRIENTES: EL JEFE DE CAMPO DE LAS MARIAS PEDRO DIEZ, EXPLICA EL MANEJO PRODUCTIVO DE LOS YERBALES CORRENTINOS, INCLUYENDO EL HISTORICO LOTE DE 100 AÑOS QUE SIGUE COSECHANDO
En el nordeste de Corrientes, en Gobernador Virasoro, se extiende el Establecimiento Las Marías. Son 30.000 hectáreas donde conviven los yerbales, los lotes de té, las plantaciones forestales y una reserva natural habitada por carpinchos, ciervos, yacarés, algún aguará guazú y hasta pumas. Allí, Pedro Diez es el jefe de campo y está a cargo de toda la producción primaria.
Lo que allí se produce, se destina a las famosas marcas de yerba que Las María elabora, y lo que se busca, desde el campo, es mantener la calidad y un producto parejo en cada paquete que se consuma.
“Establecimiento Las Marías es una empresa líder en producción de yerba mate, producción de té y una empresa muy importante en la zona de producción forestal”, resume Diez. “Yo estoy a cargo de todo el patrimonio de la empresa, unas treinta mil hectáreas, y de la producción de té, yerba y forestación”, narra a Bichos de Campo.
El trabajo en el campo es intenso y artesanal. De acuerdo a lo que explica Diez, la producción de yerba es un trabajo que demanda mucha mano de obra, “desde la preparación de los plantines en el vivero, la plantación y el cuidado durante todo el ciclo, que es largo, de cuarenta o cincuenta años”, cuenta. “Tenemos un plan de cosecha anual: diez meses al año estamos cosechando nuestros yerbales, con un equipo muy importante de operarios tareferos. Durante todo el año trabajan quinientas personas en cosecha manual, y en invierno sumamos nuestras cosechadoras propias”.
El año pasado Las Marías cumplió cien años. Y la consigna que repite la empresa, “de las mismas manos”, sintetiza bien su historia y su modo de trabajar. “Las Marías viene trabajando hace cien años innovando, produciendo, generando este polo productivo yerbatero en Corrientes”, dice Diez. “Innovamos continuamente nuevas formas o mejores formas de hacer las mismas cosas. Cuidamos nuestras marcas, las mantenemos con un estándar de calidad muy alto, y nuestro trabajo es mantener la productividad, aumentar la productividad y hacerlo en un ecosistema amigable, con sustentabilidad de la producción”.
El desafío, admite, no es menor: “Incrementar la rentabilidad y la eficiencia sin descuidar el ambiente. Eso se logra buscando las mejores formas de hacer las cosas, generando tecnología desde el cuidado de los yerbales, con técnicas de cosecha, manejo del suelo, manejo integrado de plagas y malezas, y optimizando los recursos que tenemos”.
“Hoy nuestro principal recurso es el suelo. Toda la riqueza que genera Las Marías nace del suelo. Tenemos que cuidar, preservar y proteger nuestro suelo para que nos dé la productividad que necesitamos”, enfatiza.
La sustentabilidad es un eje real y no un eslogan, según insiste el jefe de campo. “No estamos en una agricultura extractiva. Lo que hacemos es mantener un ecosistema balanceado, con equilibrio entre productividad, sostenibilidad, reserva y preservación del ambiente y de la fauna”.
En Las Marías, los yerbales crecen dentro de un área de conservación. “Tenemos zonas específicamente destinadas a la conservación de la biodiversidad, con monitoreo constante de la fauna”, explica. “Nos da mucha gratitud cruzarnos con carpinchos, con ciervos, con aguará guazú, hasta con el puma, que es uno de los principales predadores de esta zona”.
El cuidado también alcanza a la gente. “Dependemos de nuestra gente. Tenemos que ser muy responsables en el uso de esa mano de obra, en el cuidado de nuestro personal. Las Marías es sumamente cuidadosa de su gente y responsable del medioambiente”, asegura.
Parte de ese cuidado, se demuestra en el famoso yerbal de los 100 años. Al ingresar al establecimiento, un yerbal se extiende a un costado del camino. Es el yerbal histórico, el primero que se plantó en 1924 y que dio origen al proyecto yerbatero de la familia Navajas.
“El establecimiento se fundó en 1924 con la plantación del primer yerbal”, cuenta Diez. “Antes era una estancia ganadera de la familia Navajas, que plantó el primer yerbal en esta zona, la más austral donde se plantó yerba mate. Ese yerbal sigue en producción, cosechamos cada dos años. Es el orgullo, la tradición y el origen de Las Marías”.
La longevidad de ese cultivo es posible por el manejo sostenido del suelo. “Es una planta perenne, que dura muchos años. Nosotros lo que hacemos es ser muy productivos por unidad, aplicando tecnología, cuidando el suelo, sin degradarlo, para que permanezca productivo”, explica.
Las Marías ya lleva cuatro generaciones de la familia Navajas al frente. “Tenemos que trabajar para las próximas cuatro generaciones. Va a ser el mismo suelo, el mismo patrimonio, y nuestra función es producir bien, producir mucho, cuidando ese suelo. Generar materia orgánica, generar formas de hacer las cosas que no degraden el suelo y nos den rentabilidad”, resume.
Una de las obsesiones de Las Marías es lograr que el consumidor siempre encuentre el mismo sabor, sin importar el clima o el año de cosecha.
“Producción primaria es la primera etapa de lo que va a ser el paquete que vos elegís”, explica Diez. “Lo que vos elegís en góndola —Taragüi, La Merced, Mañanita o Unión— es el resultado de muchos años de trabajo hacia atrás. Nace en cómo cosechamos la yerba, en las diferencias entre la yerba de verano y la de invierno. Todo eso genera una estabilidad en el producto final”.
Esa estabilidad se consolida en la industria. “La gente del molino maneja blends de producción, mezclas de distintos orígenes, lotes y características para generar los productos que queremos ofrecer. Eso nos garantiza que la yerba que tomamos hace años y la que tomaremos dentro de unos años sea siempre la misma”, asegura.
Y lo resume así: “Si te gusta Taragüi paquete rojo, seguí tomando tranquilo, porque el año que viene, por más que cambie el clima o haya sequía, va a ser el mismo paquete. Para nosotros, ese es uno de los conceptos de calidad: garantizar al consumidor que le entregamos lo que eligió”.
Bichos de Campo.-