UNA VERTIGINOSA SUBA DE COSTOS PUSO EN JAQUE EL NEGOCIO DE UNA CARNE QUE VIVIO UN BOOM.

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El sector porcino atraviesa un momento complicado por el incremento del valor de la alimentación en el contexto de las distintas ediciones del dólar soja y, según alertan en la actividad, la importación.

El sector porcino alertó de que viven momentos difíciles por los costos en la materia prima, sumado a la importación de la carne de cerdo de las industrias, algo que consideran “es desleal” para los productores locales. La inflación y que el consumidor no convalidara toda la suba del precio de la carne vacuna generaron un achicamiento en la brecha del negocio. Vale recordar que en los últimos años la carne de cerdo vivió un boom que impulsó su consumo interno por encima de los 16 kilos por habitante por año.

Daniel Fenoglio, presidente de la Federación Porcina Argentina, que representa el 70% de la faena local, explicó que “los costos se han ido muy arriba por el precio de los cereales”

“Los cereales forman la parte básica del alimento del cerdo, y ese alimento representa el 70% del costo de producir un cerdo. Por más o menos eficiente que sea un productor, ese costo lo tiene igual. Después está la eficiencia para tener una buena conversión y mejor que otro, si utilizás mejor ese insumo en la eficiencia del criadero. Pero a todos nos ha subido el costo, por el precio de los cereales y el dólar soja”, dijo el también presidente de Pacuca.

Por otra parte, explicó que con la recesión, la inflación y la poca capacidad de gasto que tiene la gente no pueden subir los precios. “Esto va en función de los costos, el margen de la brecha se achica”, amplió. La carne vacuna es un referente de los precios de la carne de cerdo. Es decir, cuanto más se acercan a la carne vacuna, baja la demanda del cerdo. “Siempre tiene que haber un 30% o más si fuera mejor, en la diferencia del valor en la carne vacuna y el cerdo para el consumidor final”, apuntó.

La carne vacuna aumentó en las últimas semanas alrededor de un 40%, pero también mostró una leve baja luego de que el valor del novillito para consumo descendiera.

El consumidor no convalidó la suba de la carne, porque por más que desee, no puede porque no se genera el ingreso. Eso hace también menos fluido todo y que no podamos meter todos los costos en el precio de venta final. Nos achica el margen”, explicó sobre la situación que atraviesan.

Este combo, sumado a las importaciones de carne de cerdo que ha hecho la industria al tipo de cambio oficial, ha impactado en la cadena. “Las importaciones con un dólar subsidiado, que es la mitad del dólar real, resulta un gran negocio para algunos que la revenden en el país. Es totalmente desleal, porque la pagan a la mitad de lo que realmente vale la carne. Como contraparte, cuando querés exportar tenés que exportar a ese dólar oficial, obviamente no te cubre los costos. Deberíamos exportar al dólar verdadero, ya sea el MEP, el blue o lo que sea, pero que sea un solo dólar”, precisó.

Esto provoca que se caigan las exportaciones, pero que además haya más importaciones de este producto. “Esto hace que el sector esté atravesando un momento complicado, obviamente hay unos productores más complicados que otros, los que no son muy eficiente más que los otros”, señaló.

Las inversiones han quedado paralizadas a raíz de estos escenarios. “Nosotros venimos creciendo más o menos un 6% por año. Se debe a dos razones, una es la inversión genuina. O sea, poner más inversiones en mi criadero o hay jugadores nuevos que aparecen y por mayor productividad, más o menos la mitad de ese crecimiento es por mayor productividad, porque la eficiencia que tiene hoy el sector es altísima. Año a año se mejora la genética, las instalaciones, el manejo, la nutrición y se baja la conversión alimenticia. Eso hace que la productividad crezca y que sigamos creciendo. Hoy está muy ralentizado, más allá de la incertidumbre de las elecciones”, aclaró.

Por las primeras ediciones del dólar soja, de septiembre y diciembre 2022, todo el sector porcino recibió un desembolso en compensaciones de $1200 millones. Los fondos salieron del Programa de Incremento Exportador que recaudó entre sus versiones I y II más de US$11.000 millones.

En el medio también se presentó una nueva compensación del dólar agro, correspondiente al maíz, de 15,5 $/Kg carne que se sumó al dólar soja 4, pero aún no se ha pagado. En este caso tiene un tope de $6000 millones.

No nos dicen que no, pero no se efectiviza. Esa compensación llega con un tope máximo, que en el caso de los productores más grandes es nada, no cubría ni compensó absolutamente nada. Tenía un tope por productor de $4 millones, por volumen y, por otro lado, se efectivizó varios meses después de dar esa noticia, con lo cual el valor real de esa compensación es mucho menor, con esta inflación que hay ya había perdido mucho poder”, explicó.

De acuerdo con los cálculos del sector, desde septiembre 2022 cuando surgió el primer dólar soja, hasta mayo 2023 que se hicieron los desembolsos, esta iniciativa se devaluó un 40%. Ahora atraviesan el mismo escenario.

“Nos dijeron: los vamos a compensar, pero todavía nadie ha sido compensado. El arrastre es muy largo, no es de ahora, viene desde hace meses porque es una situación complicada, desde que aparecieron estas medidas inventadas”, puntualizó.

Mientras las ediciones del Programa Incremento Exportador subieron los costos, los precios de la carne de cerdo se mantuvieron.

Por: Belkis Martínez.-

LA NACION.-

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