CRISIS: LA LECHERIA VUELVE A ENFRENTAR UNA SITUACION MUY COMPLICADA.

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Los productores están jaqueados por la seca y la inflación; los demás eslabones de la cadena lechera también crujen por restricciones a las importaciones y controles de precios.

La situación de la cadena lechera es muy mala: los productores enfrentan costos que aumentan por encima de sus ingresos y la sequía sigue complicando la alimentación del rodeo a partir de las mermas en la producción de forraje. Los proveedores de insumos también afrontan problemas serios: los fabricantes de alimentos balanceados tocaron fondo porque carecen de insumos importados para formularlos y de repuestos para la maquinaria que permite su preparación.

Los vendedores de semilla no tienen stock suficiente para abastecer los pedidos de bolsas de sorgo para verdeos de verano, demandados para compensar la magra producción de las pasturas. La industria procesadora de leche trabaja con precios monitoreados por el Gobierno, perdió mercados de exportación y encuentra dificultades para ubicar productos no controlados y de alto valor agregado.

Hacia adelante, en el corto plazo, los tamberos deberán seguir soportando penurias en la disponibilidad de forraje y riesgos en la condición corporal de las vacas. En ese escenario se están reduciendo gastos todo lo posible, aunque evitando afectar la salud y la productividad de las vacas; también se postergan inversiones y se planifica la recuperación de la producción de forraje una vez que se normalicen las lluvias. En los casos más graves, también se buscan alternativas de financiamiento para pasar el mal momento. La realidad descripta formó parte del contenido del Segundo Encuentro Lechero organizado por AZ-Group, un evento del que participaron analistas de mercado, productores y otros representantes de la cadena lechera.

Dos problemas graves

Muchas pasturas sembradas en el otoño de este año no evolucionaron bien y cuentan con bajo stand de plantas. Las de dos o tres años de sembradas también han perdido plantas y obligan a intersiembras con semilla de verdeos para recuperar parte de la productividad perdida. La siembra de maíces de primera pasó de largo y obligará a implantaciones tardías, lo que complica la confección de reservas y la disponibilidad de grano para suplementar. Por todo esto “el gasto de alimentación, que en un tambo corriente representa aproximadamente el 51% del gasto total, subió a 55-60% en 2023″, comparó Santiago Moro, analista lechero de AZ- Group (ver gráfico).

Por otro lado, la inflación erosiona permanente los precios cobrados por los productores lecheros, al tiempo que aumenta los costos. “Es poco probable que este panorama se pueda modificar en el corto plazo, si se considera que las estimaciones de inflación para octubre serían solo levemente inferiores a las de septiembre, por la emisión de pesos que generaron las recientes medidas del ministro de Economía Sergio Massa y por la incertidumbre que genera el resultado de las próximas elecciones”, anticipó en la reunión Adriano Mandolesi, economista de la consultora.

Por otro lado, de enero a agosto de este año la producción nacional de leche solo cayó 0,3% respecto de igual período de 2022. Este comportamiento estaría sustentado principalmente por los tambos grandes, que producen más de 10.000 litros de leche por día, que serían los que pueden mantener relativamente estable la producción.

Las estimaciones de Moro adelantan una caída del 1% para la producción de todo el año 2023. Diego Curat, director de AZ-Group y productor de leche en Bunge, partido de General Villegas, desarrolla un sistema de producción pastoril con venta de leche a una industria cercana. En lo que va del año, en la zona llovió muy poco -330mm- y las napas se profundizaron hasta 3,80m, lo que comprometió la producción de forraje y obligó a utilizar todas las reservas que se habían confeccionado en 2022.

“En el otoño de 2023 se sembraron pasturas, pero no se ve plenamente su producción por ahora. Estamos más apoyados en la cebada para poder realizar silo y llegar al momento en que se pueda sembrar maíz tardío y que las alfalfas empiecen a rebrotar”, contó. Toda esta realidad obligó aumentar el uso de concentrados en la sala de ordeño.

La reacción ante este escenario negativo fue la del “bicho bolita”: replegarse hasta que la situación cambie. Esto significa reducción de gastos, eliminación de las vacas de menor producción y llevar a cero la deuda en dólares, entre otras medidas tomadas por el empresario.

Otras decisiones propuestas en la reunión, ante la crisis fueron:

  • Disminuir la carga animal ante la falta de forraje fresco que viene afectando a las regiones lecheras desde la primavera 2022.
  • Quienes cuenten con una situación financiera holgada, pueden aprovechar el dólar oficial atrasado para concretar inversiones postergadas evitando quedarse en pesos líquidos.
  • Mantener la condición corporal de los animales de alta producción para aprovecharla en las buenas épocas.

La cadena lechera cruje

La industria que está ubicada “aguas arriba” de la producción de leche también sufre las consecuencias de las limitaciones climáticas y de la incertidumbre económico-política. Las pasturas el otoño de 2023 se sembraron en seca, estuvieron un mes sin emergencia de plántulas, que luego nacieron pero nuevamente sufrieron sequía. Las praderas de mayor antigüedad también perdieron especies, por lo que algunos productores las están intersembrando con avena o raigrás para tener material verde en primavera.

La escasez forrajera actual está impulsando la demanda de sorgo forrajero para cubrir el “bache” de verano, sobre todo para quienes no tienen alfalfas en la producción. Hay stocks insuficientes por esa demanda aumentada y por la baja producción de semilla derivada de la sequía. Otros actores de la cadena mencionaron la dificultad a la hora de importar. Esto situación afecta a la capacidad de producción de las industrias por la falta de repuestos y de insumos intermedios.

Decisiones empresarias para enfrentar las crisis

Moro admitió que los productores que están en mejores condiciones forrajeras y económicas están orientando ingresos hacia la compra de insumos, para no quedarse con pesos líquidos en un contexto con grandes posibilidades de devaluación. Otra posibilidad es la compra de maquinaria agrícola que debe reponerse necesariamente.

Los tamberos más comprometidos están buscando financiación para pasar el mal momento, frenan inversiones planificadas o bajan la calidad o el volumen de las dietas ofrecidas a las vacas. A este grupo, se le aconsejó la utilización de herramientas poco habituales en los tambos como las sociedades de garantía recíproca (SGR), que se usan con mayor frecuencia en la actividad agrícola, y generan menores costos de financiación. Las SGR califican a la empresa tambera y avalan sus operaciones. Con ese aval del productor puede ir a un banco, que le presta directamente confiando en el aval presentado.

Hacia adelante, hay que analizar bien a quien se le vende la leche producida. Por ejemplo, en el primer semestre de 2023 aumentaron las ventas de leche y quesos y disminuyeron las de postres y flanes. Entonces, no sería lo mismo venderle la leche a una industria se tiene varios productos terminados que a otra que solo hace postres.

Además, se observan diferencias de precios entre las distintas provincias. En agosto, se pagaron 117$/l como promedio en Buenos Aires, versus 109 en Santa Fe y 107 en Córdoba. La exportación está pasando un momento opaco. En 2023 se registró una caída en el volumen y en los precios de las mercaderías embarcadas. Por ejemplo, la leche en polvo cayó 25% desde agosto de 2022 hasta agosto de 2023 en el mercado internacional (ver gráficos).

“Se registró una importante caída de las exportaciones hacia Argelia, que se compensó en parte con ventas a Brasil. Pero este mercado no está asegurado porque se está recuperando la producción de leche del país vecino y porque los productores locales están haciendo lobby para imponer trabas a la importación de lácteos argentinos”, alertó Moro.

Más allá de las situaciones puntuales, de la sequía y de la incertidumbre política y económica, en la reunión hubo consenso en que “los productores deben superar esta crisis porque en algún momento surgirá la situación contraria, el clima se normalizará y se recuperará el flujo de precios desde el mercado hacia el tambo”. Entonces, hay que evitar las decisiones impensadas e imprevistas, y plantear una estrategia que considere los distintos factores influyen sobre el negocio lechero, de la mano de todos los asesores.

Moro analizó las relaciones insumo/producto de la leche versus del maíz. La relación a principios de octubre no es mala, pero para que alcance los valores históricos el precio de la leche debería subir hasta 121$/l. En la cuenta de ingresos también hay que considerar la venta de carne a través del refugo de vacas. En un tambo corriente representan el 9% de los ingresos.

LA NACION.-

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