A PARTIR DE UNA ENREDADERA NATIVA, EXPERTOS DEL CONICET SINTETIZARON UNA MOLECULA QUE PODRIA INCREMENTAR LA EFICACIA DE LA QUIMIOTERAPIA.
Aunque la quimioterapia ha demostrado ser un poderoso tratamiento contra distintos tipos de cáncer, en pacientes que desarrollan resistencia a multidrogas (MDR, por sus siglas en inglés), su eficacia se reduce considerablemente.
Dicha resistencia tiene como una de sus causas el aumento de una proteína denominada glicoproteína de permeabilidad o P-gp, que especialistas del CONICET han buscado inhibir a través del desarrollo de distintos compuestos.
Recientemente, a través de un estudio que fue publicado en la revista Scientific Reports, lograron sintetizar moléculas de una planta nativa que mostraron evitar la actividad de la P-gp en células de leucemia mieloide crónica resistentes, por lo que podrían incrementar la efectividad de las drogas oncológicas.
“La P-gp es una proteína de transporte presente en la membrana de varias células y su función es defender al organismo de compuestos indeseados o tóxicos. Cuando una célula tumoral es tratada con una terapia farmacológica, la cantidad de esta proteína aumenta. La P-gp funciona como una bomba que expulsa el fármaco administrado al exterior de la célula, por lo que este no puede alcanzar su blanco biológico y por lo tanto la terapia falla. La resistencia a multidrogas no sólo afecta la eficacia de la quimioterapia, sino también de las terapias antifúngicas y antibióticas”, explicó Cecilia Carpinella, investigadora del CONICET en el Centro de Investigación y Desarrollo en Inmunología y Enfermedades Infecciosas (CIDIE, CONICET-UCC) y una de las autoras del mencionado estudio.
Dado que en la actualidad no se cuenta con ningún inhibidor de P-gp a nivel comercial, el descubrimiento realizado aquí resulta clave.
Según se dio cuenta, ya en un estudio previo los especialistas habían reportado que la enredadera sudamericana Ligaria cuneifolia –conocida popularmente como “liga roja”- tenía u compuesto que modulaba la bomba P-gp. Frente a esto, a partir de esa molécula, llamada betulina, diseñaron y sintetizaron dieciocho nuevos compuestos en conjunto con colaboradores de la Universidad de Patras, Grecia.
“Los derivados sintéticos se obtienen a través de estudios racionales y ayudados por simulaciones computacionales. Las moléculas obtenidas vuelven al laboratorio, donde, tras evaluar su actividad, se realiza un análisis de relación estructura-actividad que nos indica cuáles son los grupos químicos que mejoran o disminuyen el efecto farmacológico, en vistas a desarrollar nuevas librerías de compuestos”, señaló Carpinella.
En paralelo, determinaron que la acción de estos compuestos posibilita una acumulación significativa de doxorrubicina, fármaco ampliamente utilizado en la quimioterapia, en el interior de las células. Gracias a esto, la droga consigue llegar al núcleo e inducir la muerte de la célula cancerosa.
“La valiosa información que aportamos sobre la estructura-actividad de estos fármacos puede sentar bases para el diseño de nuevos inhibidores de P-gp que ayuden a superar la resistencia a la quimioterapia y mejoren la eficacia del tratamiento del cáncer”, apuntó Jerónimo Laiolo, becario posdoctoral del CONICET y primer autor del artículo.
Desde ese organismo científico indicaron que si bien muchas terapias clínicas utilizan compuestos derivados de plantas, el porcentaje de aquellas estudiadas para tales fines es ínfimo.
“Se estima que sólo el 1 por ciento de las casi 10 mil especies de plantas vasculares de Argentina ha sido evaluado desde el punto de vista farmacológico”, indicó Carpinella.
Y eso es lo que el Laboratorio de Química Fina y Productos Naturales, que trabaja en la búsqueda de compuestos bioactivos a partir de plantas -en su mayoría nativas de Argentina-, busca revertir.
“Actualmente evaluamos la bioactividad de unas 160 plantas. Las especies que seleccionamos para investigar son aquellas que tienen la menor información acerca de su perfil fitoquímico y/o de su actividad farmacológica. Una vez que las plantas son colectadas en el campo e identificadas por un botánico, ingresan al laboratorio para obtener sus extractos y evaluar su actividad antibacteriana, antitumoral, antiviral, moduladora de la angiogénesis, inhibidora de bombas de resistencia a multidrogas en células de cáncer o microorganismos, y/o inhibidora de enzimas asociadas a patologías o a procesos indeseados en el área cosmética”, explica la experta en productos naturales.
“La ciencia es silenciosa. No todo lo que investigamos llega inmediatamente al mercado; pero cuando algo llega a ser transferido con éxito, es gracias a los aportes previos de muchas investigaciones científicas que contribuyen a solucionar problemáticas regionales y globales”, concluyó la científica.
Fuente: Bichos de Campo.-