“FUE DESVASTADOR”: CAYO GRANIZO DEL TAMAÑO DE UNA PELOTA DE TENIS Y ARRASO DECENAS DE PLANTACIONES EN “EL PUEBLO DE LAS MANDARINAS”.
En Villa del Rosario, Entre Ríos, se registró un intenso fenómeno que afectó gravemente la producción, según describieron a La Nacion.
Los estruendos de la tormenta resonaban mientras, en paralelo, las piedras de granizo, del tamaño de pelotas de tenis, caían en grandes cantidades a las nueve de la mañana de este martes. Así vivieron ese momento los productores citrícolas de Villa del Rosario, Entre Ríos, que nunca imaginaron que la advertencia sobre una granizada arrasaría con la producción de mandarinas y naranjas de la zona.
“Es doloroso ver los videos de lo que quedó. Nos golpeó muy fuerte. Veníamos de un año muy complejo y esto fue devastador. El granizo agarró la fruta muy madura. Hay mucha mandarina con cáscara blanda y sensible, y estos granizos enormes, algunos del tamaño de pelotas de tenis, nos trilló la fruta”, relató Marcos Dal Mazo, de la Asociación de Citricultores de Villa del Rosario. La tormenta afectó a lo que se conoce como “el pueblo de las mandarinas”, una zona que representa el mayor porcentaje de la producción citrícola por kilo en la provincia de Entre Ríos y uno de los más altos del país. Aproximadamente, unos 400 productores recolectan alrededor de 150 millones de kilos de fruta en 5000 hectáreas.
“Es histórico el tamaño de granizo que se vio en esa zona”, explicó Dal Mazo. La tormenta, indicó, cubrió un área desde el río Uruguay, al noroeste, hasta La Paz, en el límite con Santa Fe. No solo afectó a Villa del Rosario, sino también a Chajarí, Colonia Ayuí, San Roque y otras localidades. La primera granizada, que ocurrió a las 4 AM, fue de menor tamaño, pero el verdadero impacto llegó a las 9, cuando las piedras más grandes terminaron de destruir lo poco que quedaba en las plantas. “Ese segundo golpe fue letal, terminó de voltear lo que quedaba”, lamentó el productor.
Así, las piedras arrasaron con las plantaciones de naranja verano, que es la última variedad del año. Se trata de una producción que comienza en agosto y se termina de cosechar en diciembre, extendiéndose a enero si las condiciones son buenas. Mientras tanto, en el caso de la mandarina Murcott, la variedad más abundante en esta época, la temporada también se extiende de septiembre a diciembre. “La campaña ya estaba avanzada, con la fruta en su punto, dulce y madura en un buen tamaño. Teníamos una excelente calidad lista para comercializar”, comentó Dal Mazo. Sin embargo, la mayoría de la fruta terminará en el suelo. “Los daños no se ven ahora, se los va a ver en el transcurso de los días porque la que no se rompió se machuca y esa, dentro de los próximos 10 días, termina de caer”, dijo.
Según detalló, se comunicaron con el director de Agricultura de Entre Ríos, Gustavo Oertlin, y mañana los funcionarios irían a la zona para recorrerla y observar los daños. La devastadora tormenta llegó en un momento en que los productores estaban comenzando a recuperarse de una crisis previa. A mediados de año, se vieron obligados a tirar miles de kilos de mandarinas por la falta de compradores y los bajos precios que no cubrían los costos de producción. Esta situación fue documentada con imágenes de un camión descargando al menos 8000 kilos de mandarinas en el basural local.
“La falta de ventas en los mercados, los precios bajos y los altos costos de producción nos forzaron a desperdiciar miles de kilos de fruta”, recordó Dal Mazo. Sin embargo, en los últimos meses la situación había comenzado a mejorar debido a la caída en la oferta de fruta y a las exportaciones, especialmente hacia Brasil y Paraguay. En esta zona el 70% de la producción se dirige al mercado interno, el 10% a la exportación y otro 20% a la industria.
“Estábamos empezando a recuperarnos. Las exportaciones a Brasil estaban siendo un buen negocio, sobre todo por la enfermedad del HLB y la sequía que afectó la producción en Santa Catarina, uno de los principales estados productores de Brasil”, detalló el productor.
Por: Pilar Vazquez.-
LA NACION.-