AUGE: HAY BOOM DE EXPORTACIONES DE CARNE PREMIUM Y CHINA ASOMA COMO UNA JOYA PARA EL NEGOCIO.

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La Asociación Argentina de Angus, que está enfocada en ese desarrollo, prevé para este año un crecimiento del 20% en las ventas al exterior, a 5000 toneladas.

Acasi cinco meses de una liberación total de las exportaciones de carne vacuna por parte del Gobierno de Javier Milei, el negocio global de carnes premium de la Argentina vive un auge comercial espera un crecimiento superior al 20% para este año. Según prevén en la Asociación Argentina de Angus, el producto certificado por esta raza, la principal del país, representará en 2024 exportaciones cercanas a las 5000 toneladas, por encima de las 4100 toneladas de 2023.

El dato lo brindó Amadeo Derito, vicepresidente de la entidad, durante la 81º Expo Angus de Otoño Indoor, que se lleva a cabo en el predio Palermo de la Sociedad Rural Argentina (SRA), hasta el viernes próximo. Si bien todavía se trata de un nicho, uno de los mercado premium que más creció es China, donde dentro de la gran población hay una importante clase media joven que busca este tipo de productos.

Recordó que, aunque su primer mercado de certificación es la suma de los países de la Comunidad Europea (UE), porque tienen el acceso con la cuota Hilton a mercados de carne de alto valor [de 13.700 a 15.200 dólares la tonelada], “también es llamativo que China esté en segundo lugar cuando se supone que ese país asiático es un mercado de carne barata”.

“Pero ahora hay un nicho que crece cada vez más con carne certificada y llama la atención. Muchos jóvenes han estudiado en Europa o en Estados Unidos y están tomando algo de la cultura occidental. La cultura oriental se resumía al hotpot (guiso de la carne con grasa mezclada con otros productos) y ahora esos chicos que salieron a estudiar fuera de China, que adquirieron otra cultura y volvieron, quieren continuar comiendo como en Occidente y generan un mercado de consumo importante que crece año a año”, dijo a La Nacion.

“Hoy existe una veta en el negocio y se llama China. Alrededor de un 30% de esas 5000 toneladas esperadas irán al país asiático. En China se ve una clase media joven, vestida con ropas occidentales, con costumbres occidentales. Es aspiracional la cultura occidental para esa clase media nueva que cada vez es más grande. Son casi 200 millones de personas con poder adquisitivo medio/alto”, agregó.

En esa línea, comentó que en un contexto actual de mucha dificultad para la industria exportadora, por un tipo de cambio oficial retrasado, retenciones que tiene el producto y un costo de novillo caro con respecto al Mercosur, estos negocios de nicho de carne premium que son los más difíciles de encontrar, “quizás son los que permiten tener rentabilidad en los mercados”.

Otra cuestión notable es que el tercer destino de carne certificada es Estados Unidos, el último en abrirse y “quizás un mercado difícil porque tiene carne de calidad, son cerrados para que entren productos del exterior, pero donde la marca de la raza tiene un reconocimiento histórico por un trabajo que ha hecho el American Angus Association con su programa de carne Angus certificada”.

“Nosotros podemos exportar con nuestro sello propio: Argentine Control Angus Beef pero no podemos poner certificada por una cuestión de denominación de allá”, dijo.

Con respecto a ese mercado, contó que dos años atrás participó de la feria internacional SIAL en Las Vegas y, aunque había poca asistencia de gente, cuando llegaba algún chef o algún packer americano [distribuidores locales] y decían que iban a comer carne Angus argentina, Derito los invitaba a probar el producto argentino.

“Hay una diferencia, vengan al mediodía, prueben un bife nuestro y van a notar esa diferencia en el gusto, les decía. Cuando probaban notaban esa distinción en el sabor. Esto es porque hay una característica distinta en la recría: en la Argentina hacemos normalmente recrías a pasto largas mientras que en Estados Unidos se hacen recrías a corral. Genéticamente, la carne es la misma porque el Angus tiene una condición genética que es el marmoleado (marbling), pero que se expresa según el tipo de alimentación. Cuando uno hace una recría a pasto larga con quizás una terminación a corral, pero de 90 días, el sabor de la carne es distinta y los chefs supieron reconocerlo”, describió.

Detalló que el negocio en el norte se da a través de estos packers que son los que abastecen a restaurantes, hoteles y servicios de catering que buscan una carne de calidad: “Es un nicho de mercado y no hay volumen importante. Lo importante es que esas toneladas que tenemos de cuota, se aprovechen en ese nicho con productos de alto valor y no en carne de bajo valor como fue al principio”.

Sin embargo, para Derito para que esa rueda positiva comience a rodar en la cadena cárnica tenga márgenes positivos es fundamental ir a un tipo de cambio único y en algún tiempo no muy lejano eliminar los derechos de exportación (DEX) que tiene el producto, hoy del 9%.

“Simplemente, las retenciones se convirtieron en un tipo de cambio diferencial, en un impuesto, aunque hay que entender también que el Gobierno recién hace cinco meses está en el poder, que tomó un país en llamas, explotado y que no puede hacer todo en 10 minutos, 10 días o en cinco meses. Es un proceso y el hecho de que haya libertad para exportar y no tantas restricciones, ayuda a la industria; habrá que esperar que todo comience a mejorar”, detalló.

El trabajo tranqueras adentro

Según describió, hace dos años que en el negocio de la carne se está viendo algo positivo: la vaca tiene un valor razonable, sobre todo para el criador que vende sus terneros al destete. Antes la vaca era un valor residual y hoy y esa categoría vale y eso le genera rentabilidad al ganadero.

“Eso tiene que ver con la apertura de los mercados chinos de carne más barata, pero también de Estados Unidos. A futuro se debe que trabajar en la eficiencia tranqueras adentro para mejorar fertilidad y calidad en los rodeos y ahí es donde cumple un papel esencial la genética”, explicó.

“La genética no es un hobby de los cabañeros que vienen a la exposición de Palermo, sino que la genética es algo que tiene resultados económicos. La genética que hacen los cabañeros de punta que vienen a Palermo va más allá porque eso se transmite a todos los rodeos ganaderos del país. No es un mitono es un hobby como jugar al polo. Esto es un trabajo serio, donde hay índices, resultados a campo en distintas zonas del país que luego se transmite a todos los rodeos argentinos y del mundo”, finalizó.

Por: Mariana Reinke.-

LA NACION.-

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