EN EL CAMPO EL CAMPEONATO MUNDIAL DE PRODUCCION ORGANICA, ARGENTINA TIENE LA MEDALLA DE BRONCE.

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Según un trabajo de la Universidad Austral, está por detrás de los dos principales orígenes de este tipo de cultivos: Australia y China. Las “eco-certificaciones”, un pasaporte a nuevo mercados.

De acuerdo con un relevamiento de la Universidad Austral, Argentina es el tercer país con mayor superficie sembrada de productos orgánicos, detrás de Australia y de China

Alejandro Arroyo Welbers, docente de la casa de altos estudios, explicó que esta producción se encuentra muy lejos de Australia y más cerca del gigante asiático.

“Las economías regionales de la Argentina tienen tanto potencial como barreras a superar”, señaló sobre este tipo de producción.. 

En este punto, señaló una serie de factores -extensibles a buena parte de la agroindustria- que frenan el potencial de esta cadena de valor.

LAS FALENCIAS DE LA PRODUCCIÓN ORGÁNICA

Entre otros, mencionó infraestructura ineficiente, falta de insumos, créditos inexistentes, aislamiento del Mercosur de los grandes bloques económicos, presión impositiva desmedida y derechos de exportación.

Welbers consideró que las “eco-certificaciones” pueden ser parte de una estrategia de diferenciación clave para las economías regionales, a la hora de intentar ganar mercados tanto en economías desarrolladas como en mercados emergentes. 

“No sólo existen certificadoras internacionales de renombre, sino que también las hay en nuestro país y con buen reconocimiento global”, sostuvo.

SUSTENTABILIDAD Y CONCIENCIA SOCIAL

El informe destaca que cuando un mercado del primer mundo demanda un sello de eco-certificación a economías regionales argentinas, además de la trazabilidad sustentable, exigen que contemple aspectos sociales

Entre los primeros podemos mencionar la prohibición de agroquímicos, pesticidas, fertilizantes de ciertas categorías y aspectos relativos a la rotación de suelos. En el componente social, apuntan a conocer variables relacionadas con el comercio justo o precio justo (Fair Trade) y la prohibición del trabajo esclavo y trabajo infantil.

“Claro está, con todos los problemas que tenemos, ¿quién se va a poner al hombro estos temas de trazabilidad?”, preguntó el docente.

Pero consideró que, si una economía regional quiere tener proyección global, debe encarar seriamente una reingeniería en sus procesos.

Ante esta demandas, aspectos como las energías renovables pueden inclinar la balanza a favor. “Argentina cuenta, y de sobra, con una especie de menú a la carta de materias primas necesarias para contribuir con una trazabilidad ambiental valorada en el exterior. Llámese sol, viento, litio, cobre, gas, bioenergías y próximamente, hidrógeno verde”, enumeró. 

EL PESO DE LAS ECO-CERTIFICACIONES

Si bien las eco-certificaciones son una buena carta de presentación, pueden no ser suficientes. “Para poder diferenciarse en la Unión Europea (UE) es necesario contar también con el sello de la “Euro Hoja”, el cual estandariza los requisitos de producción orgánica a nivel europeo”, explicó.

Además, citó casos en España y Francia, que cuentan con certificaciones diseñadas y exigidas por diferentes comunidades o provincias, las cuales se superponen con la “Euro Hoja”. En este contexto, Welbers remarcó que el Mercosur deberá ratificar el Tratado de Libre Comercio con la UE, para potenciar a las economías regionales en todo el bloque.

“Para que esto se torne una realidad, el país requiere de infraestructura vial, ferroviaria, aérea y fluvial que se encuentre a la altura de las circunstancias y el potencial mencionado”, concluyó. 

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